miércoles, 6 de marzo de 2013



Se denomina camino español a una ruta terrestre, empleada  entre los siglos XVI y XVII,  para llevar dinero y tropas españolas a la Guerra en los Países Bajos o Flandes.  En el siglo XVI, éstos comprendían Bélgica, Holanda, Luxemburgo y algunos departamentos franceses del Noroeste. Por su riqueza y situación, eran una de las bases de la potencia europea de los Austrias españoles.

En los años 1560-1564 comenzó una oposición a la política del gobierno español y una sublevación de los nobles de Flandes, agravada por la propagación del calvinismo. En 1566 la situación en los Países Bajos era tan grave que en octubre y noviembre del mismo año, el Rey y su consejo español decidieron enviar tropas españolas al mando del Duque de Alba.

Éste, al ser designado Gobernador General de los Países Bajos y jefe de la expedición militar para reprimir la rebelión, se dedicó al estudio del itinerario que debían seguir las tropas.  Anterior a él, el Cardenal Granvela había ideado en 1563 otro itinerario cuando Felipe II pensaba visitar los países Bajos, pero se le atribuye la creación del camino español como tal al Duque de Alba y la persona que lo bautizó con este nombre fue Geoffrey Parker, autor de un libro con este mismo nombre.
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El dilema que se  presentaba era la elección de caminos seguros porque durante la década de 1540, España había enviado hombres y dinero desde las costas cantábricas a los Países Bajos, gracias a la hospitalidad de los puertos ingleses, incluido el puerto de Calais, donde podían refugiarse o desembarcar. Pero a partir de 1558 se perdieron estas ventajas por la toma del puerto de Calais por parte de los franceses, le la cual se culpó a España.


Una segunda amenaza marítima eran los piratas, que medraron a costa del botín que capturaban a los mercaderes españoles en el Golfo de Vizcaya. Pronto se unieron los llamados "mendigos del mar", habitantes de los Países Bajos, desterrados por haber tomado parte en las revueltas de 1566-67.

El recorrido por mar era muy arriesgado, así que se optó por crear esta ruta terrestre. Como el grueso del ejército se encontraba en Italia, subirían hasta Flandes, viajando por esta famosa ruta conocida como «LE CHEMIN DES ESPAGNOLS", que se extendía por territorios propios o con influencia. Una vez ideado, enviaron a un ingeniero especializado con 300 zapadores para ensanchar caminos desde Novalesa hasta el desfiladero de Monte Cenis.

El "camino español" aumentó la rapidez en el traslado de las tropas al frente, siendo la duración media de las marchas de 48 días. Se enviaban por mar a unos nueve mil soldados desde los puertos de España por el Mediterráneo hasta Italia y una vez allí, el camino seguía a pie. En realidad, el Camino comenzaba una vez que los soldados desembarcaban en Italia. En Génova arrancaban los mil kilómetros, aproximadamente, que debían hacer los soldados cruzando los Alpes, el Franco Condado, Lorena y Luxemburgo.

Los soldados españoles permanecían acuartelados un tiempo en Nápoles, Sicilia o Milán, y allí eran entrenados y formados. Como curiosidad, podemos añadir que al llegar los soldados a Italia, sin conocer aquel idioma, decían “bisogno” para pedir cualquier cosa, que significa “necesito”. Y de ahí nació nuestra palabra bisoño, que indica que alguien es novato o inexperto, como aquellos soldados recién llegados.
Finalmente, los soldados andaban el Camino Español hasta Flandes, donde les esperaba la guerra, el frío, el hambre y en muchos casos la muerte. Se estima que más de dos cientos mil hombres llegaron a Flandes por este Camino.

El uso de éste estuvo vigente desde 1567 hasta 1622, cuando el Duque de Saboya firmó un tratado anti-español con Francia, en el que se prohibía el tránsito de tropas españolas por su territorio, dando fin al uso del "camino español". Su pérdida obligó al gobierno al estudio de otro corredor militar. Iniciándose negociaciones diplomáticas con los cantones suizos, con el fin de conseguir permiso de tránsito de tropas españolas por su territorio y el paso del Rhin.
Este segundo corredor partía de Milán y por los valles de la Engadina y la Valtelina llegaba a Landeck, en el Tirol, de ahí cruzando el Rhin por Breisach en Alsacia, se pasaba al Ducado de Lorena y a través de él hasta los Países Bajos.

Como conclusión, podemos decir que con el "camino español", España consiguió, a base de ingenio y tenacidad y a pesar de la distancia, reunir un gran ejército a cientos de kilómetros del centro político de la monarquía. 


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