sábado, 27 de abril de 2013

HISTORIA DE EGIPTO EN EL SIGLO XVIII


Desde la caída del Imperio Romano hasta el siglo XVIII, el Antiguo Egipto no era más que un mito. No es hasta que finaliza la campaña de Napoleón, iniciada en 1798, cuando comenzó a tener cierta relevancia y alcanza su definitiva proyección. Lo hace, fundamentalmente a través de la representación de los grabados que integran la obra Description de L’Egypte.

Fig. 11. Grabado tamaño Gran folio de la Description de l´Egypte, impresa en París entre 1810 y 1826. Muestra una vista panorámica de los templos del Sur, de Karnak. El grabado lo dibujó Cécile y realizó el grabado Lienard.
Durante la Edad Moderna, Egipto, así como diversas zonas del norte de África como Argelia, Túnez, Trípoli… Estuvieron dominadas por el Imperio otomano debido a que en 1516, el sultán otomano Selim I derrotó a los mamelucos en Alepo y en el Cairo en 1517  a partir de esto, Egipto fue considerado Estado vasallo, no provincia, y será gobernado en este tiempo por los bajás y los beyes.
El Cairo era una ciudad muy importante poseedora de gremios que organizaba todos los distritos que lo constituían.
Era una sociedad de carácter colectivo.
A lo largo de los siguientes siglos se sucedieron una serie de conflictos que enfrentaban, sobre todo, al ejército otomano y al Pachá, que era el nombre que se le atribuía al gobernador.
Tal era la situación que los gobernadores designados eran tratados por los egipcios con menor respeto cada vez. En 1623 Estambul nombró gobernador a Ali Pachá: los oficiales enviaron cartas exigiendo tener a Mustafá Pachá, y la guarnición de Alejandría atacó y obligó a Alí a embarcar de nuevo. Poco después llegó el nombramiento de Mustafá Pachá para el cargo de gobernador.
En el siglo XVIII la autoridad del pachá fue reemplazada por la de beyes mamelucos llamados Shaikh al-Balad, jefes de la ciudad, que mantenían el liderazgo de la comunidad.
Un intento de un pachá de eliminar la autoridad de estos beyes falló debido a la lealtad de sus partidarios armados, que le obligaron a huir a Estambul. Tras una época de disturbios, Ali Bey se hizo con el poder en 1766.
Consiguió asentar los asuntos egipcios, y reprimió el bandolerismo de los beduinos en el Bajo Egipto. Intentó constituir una monarquía independiente, y a tal efecto se esforzó para disolver todas las tropas excepto las que estaban bajo su propio control. En 1769 llegó una petición del emperador otomano para que enviase 12.000 hombres para utilizarlos en la guerra rusa, orden que se negó a cumplir. La sublime Puerta (término que hace referencia al Imperio otomano) no podía tomar medidas activas contra él, por lo que se dedicó a consolidar sus dominios, reformar las finanzas, y mejorar la administración de justicia. Envió a su yerno, Abu-'l-Dhahab, a defender la tierra entre Asuán y Asyut, envió una fuerza de 20.000 hombres para conquistar Yemen, a Ismail Bey con 8.000 para conseguir la orilla este del mar Rojo, y a Ilasan Bey para ocupar Jidda. En seis meses la mayor parte de la península árabe estaba bajo su mando, y designó como sheriff de la Meca a su primo, que proclamó sultán a Alí.
Su movimiento siguiente resultó fatal. Envió en 1771 a Abu-'l-Dhahab a conquistar Siria, pero éste entró en negociaciones con Estambul para restaurar la soberanía otomana y marchó contra Egipto, entrando en el Cairo el 8 de abril de 1772. El 19 de abril de 1773, capturó a Alí Bey, que fue trasladado al Cairo dónde murió.
El gobierno antes y después de Bey fue despótico, y descuidó el comercio y la irrigación de los campos hasta extremos muy graves para el futuro de los habitantes.

Durante los últimos treinta años del siglo, Egipto fue asolado por epidemias que diezmaron la población. A finales del siglo XVIII importaba tantas especies de tejidos como exportaba, pero las importaciones procedían de Europa (eran de mayor calidad) y las exportaciones iban a otros países norteafricanos.
En el norte de África se perdió población. La razón principal de estancamiento (o descendimiento) demográfico fue la peste bubónica, aunque se estaba comenzando a erradicar.
No es de extrañar que en esta situación, Francia y Gran Bretaña hubieran puesto sus ojos en un territorio débilmente defendido y pobre, pero fundamental en la ruta a Oriente. Los británicos consiguieron concesiones para hacer escala en el territorio en su camino hacia la India, tras la apertura del Mar Rojo en 1775. En 1798, Napoleón Bonaparte conquistó Egipto ante la sumisión del bajá y los beyes, con la aceptación otomana.
Por todo esto podemos concluir que en el siglo XVIII el imperio turco empieza a debilitarse y que ganan terreno potencias europeas como Francia y Gran Bretaña. Además este es el siglo en el que se están creando las bases para el consiguiente avance europeo.

Patricia Sánchez Díaz.

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